domingo, 13 de diciembre de 2015

Todos los caminos llevan a Roma

No. Sabéis que nunca fue cierto, pues "Caminante, son tus huellas el camino y nada más;[...]". Y el mío no me lleva a Roma, ni termina en Santiago.
Si todos los caminos llevan a Roma, de Roma se sale leyéndolo al revés, dejándose llevar, perdiéndose en sus calles, desdibujando los límites entre los sueños y la realidad.

El Camino no acaba en Santiago. Acaba en un lugar de paz infinita, de pacto entre el oleaje y el faro que corona el acantilado. De gaviotas sobrevolando el cielo, del olor del mar enredándosete en el pelo. 
Mi estrategia es que un día cualquiera,
no sé ni dónde ni con qué pretexto,
por fin me necesites.
                      ~Mario Benedetti.

Ni el camino acaba en Santiago, ni Finis Terre es un cabo. 

sábado, 7 de noviembre de 2015


Hoy era uno de esos días en los que tenía ganas de ponerme un vestido, unos tacones y salir con la sonrisa rojo mate.

Y no sé seguir escribiendo. Me he vuelto a bloquear. Otra vez. Una más. Hay algo en mí que se resquebraja primero y luego estalla cada vez que lo intento echar a patadas. A palabras. Joder. 

martes, 16 de junio de 2015

Segunda estrella a la derecha.

    Crecer es terminar el instituto y jurar que ese, el verano de tus 18, será el mejor de tu vida. Que no vas a pisar por casa. Que vas a viajar. A reírte hasta que te duela la barriga. A gritar hasta que se te funda la voz.

    Crecer es darte cuenta de que estabas equivocada y que ese no es El Verano. Es uno más de tantos que vienen, todos ellos llenos de cambios, de alegrías, de recuerdos bonitos, pero también de momentos para olvidar y de lágrimas de despedidas.

    Crecer es decir que vas a salir de bares hasta que salga el sol, que no habrá día que te quedes en casa, que vas a disfrutar de tu libertad por ti y por todo el que se apunte.

    Crecer es cuando pasas más noches de sábado bajo la luz del flexo de tu escritorio que bajo la del farol de la plaza. Cuando al "Vámonos de fiesta" le sigue un domingo de resaca y pasar apuntes a limpio.

    Cuando realmente crecemos es cuando los sueños de instituto pasan a ser un tierno recuerdo, una ilusión inmadura cargada de nostalgia y de "Ojalá mi mayor preocupación fuera lo larga que se me va a hacer la hora de filosofía". Crecer no es solo terminar la ESO, Bachillerato o cumplir 18. Crecer es cuando los monstruos dejan de esconderse en el hueco de la escalera, en las sombras del pasillo por la noche, bajo la cama o en tu armario y pasan a hospedarse dentro de nosotros. Crecer es una lucha constante con ellos y con nosotros mismos, es soñar con la cabeza y no con el corazón. 
    Es odiosamente triste haber perdido esa ilusión por cumplir 18 a poco más de dos meses de los 20. Ojalá existiera esa segunda estrella a la derecha, y todo recto hasta el amanecer. 

viernes, 10 de abril de 2015

Calma no está.

      Quise ser todo lo que querías tener y acabé siendo nada. Fue como si antes de ti no hubiera existido, como si no hubiera un yo sin ti.

       "¿Y si...?". "Y si..." nada. Antes de ti, el sol se volvió oscuro y gris. Y después... Después estoy yo, o lo que queda. Fuiste como un huracán en llamas que llegó, arrasó conmigo, me consumió y me redujo a cenizas, se llevó a estas y después desapareció. Que tras la tormenta dicen que llega Calma, pero no supo encontrar el camino y no sé nada de ella. 

        ¿Qué fue de ella? ¿La recuerdas? Escondida bajo la pérgola del jardín y atrapando hebras del sol de Agosto con los dedos, allí quieta incluso cuando los aspersores saltaban. O frente a la chimenea, huyendo de Enero a través de un libro. ¿Dónde está Calma? No, aquí no, no volvió.


Unos años después de escribir esto, me ha dado por revisarlo y compartirlo. ¿Disfrutad?

domingo, 22 de marzo de 2015

¿Qué importancia tiene ser poeta si no es a ti a quien dedico versos suicidas? Sin tu nombre en los márgenes de cada página. Sin tu mirada sonrojada al leer mis palabras. Sin romanticismo, porque dicen que lo maté.

Yo no me deshice de él, te lo prometo, solo está dormido y oculto. Hibernando, como la pólvora hasta que alguien prende la mecha. Entonces solo es cuestión de segundos que todo a su alrededor vuele por los aires.

El polvo que se convierte en destrucción. ¿Curioso, no? Algo tan insignificante, con tan solo rozarle con una chispa… Bum.

Luego es perfectamente cabal pensar que los corazones están hechos de pólvora. ¿Por qué no? Basta una chispa para detonar la carga. La razón sale despedida, hecha añicos. Las emociones se desperdigan por doquier, sin nada que las contenga, sin nada que las ordene. Libre albedrío para los celos, la preocupación, la felicidad, la necesidad de dar protección, la alegría. Una danza macabra de cambios repentinos de humor, orquestada por el compás de un corazón que, aunque ha explotado, late con más fuerza que nunca.


¿Y entonces qué importa ser poeta si todo esto no acaba enredado en versos para ti?

viernes, 6 de febrero de 2015

    No pide deseos a las estrellas fugaces de Agosto porque está endeudada hasta las pestañas, y tiene un cuaderno repleto de tachones que quisieron ser versos.

    Es un huracán que destroza ciudades y hace revolotear pajaritas de papel con delicada sutileza. Se olvida de Neruda en primavera y lo devora en Octubre.

    Lleva rojos los labios y azul hielo el corazón. No avisa cuando se avecina la tormenta ni cuando naufraga, pero hace sonar sus pasos sin necesidad de tacones. Es el deseo de sobrevivir a mil mareas, el clavo ardiendo que te suelta en plena caída y el suave tacto de un "No tengas miedo" al oído.

    Es tequila sin sal, whisky sin hielo y té sin limón. La pistola en la sien que juega a la ruleta rusa con tus ideas. La poesía sin rima ni medida que se adhiere a tu subconsciente.

    Ella es de las que te arañan los labios y te besan la espalda. Una causa perdida que se encuentra a sí misma vagando por un cementerio de historias, versos y palabras sueltas en el dorso de una libreta.