domingo, 29 de agosto de 2010

Los días pasan, lentos, pero pasan... Duele ver pasar el tiempo a mi alrededor sin ver un ápice de tu sonrisa... Duele siempre sin tí.
Mientras todos se concentran en reir, bromear pasarlo bien, inconscientemente mi corazon sobrevuela los parajes extremeños en busca de tu única y voraz mirada... en busca de un destello de diamantes de color verde que me indique la posición exacta de tus ojos.
La sensación de clavar mis pupilas en las tuyas otra vez y no poder debido a la disancia, me anuda el estómago un sinfín de veces hasta lograr que me retuerza del dolor que provoca tu ausencia.
Y ahora... los días siguen desfilando delante de mí... pero tu mirada sigue lejos, y ya incluso parece que no vas a volver... parece que, odiosamente, me voy a acostumbrar a que no estés... No quiero! No! Sólo quiero tenerte delante, mirarte a los ojos, lucir una sonrisa tambaleante y decirte que jamás dejaré de amarte... porque tú eres tan hipnotizanque que me haces reir mientras canto y sonreír dormida... y en este enredo de palabras, la única conclusión clara es que caigo en tus brazos perdidamente enamorada y espero a ver si con suerte me atrapas.

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